viernes, 8 de mayo de 2020
lunes, 4 de febrero de 2019
La tecnología educativa como práctica educativa
3:16:00 p. m.
No comments
La tecnología educativa como práctica educativa gobernada por principios científicos surge desde posiciones de la teoría de la educación que consideran que el conocimiento sobre la educación no es una ciencia, en la medida en que lo pueden ser los modelos científicos de las ciencias naturales, sino que más bien es una tecnología (Alba, Bautista y Nafría, 1997).
La UNESCO (1984) definió esta disciplina, entre el estudio de los medios y el estudio de los procesos de enseñanza, de modo que la centraba en el uso para fines educativos de los medios nacidos de la revolución de las comunicaciones, y a la vez la concebía como el modo sistemático de concebir, aplicar y evaluar el conjunto de procesos de enseñanza y aprendizaje, con el fin de obtener una educación más efectiva.
Entre las formulaciones más recientes de los autores españoles encontramos también estas dos grandes líneas, como ya se apuntaba en relación a la evolución de la disciplina:
La primera entiende la tecnología educativa como diseño instructivo. Se habla de diseño de situaciones mediadas de aprendizaje, planificación sistemática, control de la aplicación y valoración de resultados en función de objetivos, transmisión de información de forma racional y sistemática en la que intervienen herramientas derivadas de las tecnologías de la información, de un campo disciplinar cuyo objetivo es la optimización de las estrategias de ense-
|
ñanza. Estos planteamientos, con diferentes peculiaridades, coinciden en considerar la tecnología educativa como guía de los procesos intencionados de enseñanza-aprendizaje que tienen lugar en espacios educativos. Equivale, pues, a uno de los enfoques teóricos de la didáctica.
La segunda entiende la tecnología educativa como el estudio de los medios desde posiciones no instrumentalistas, desde un uso racional y crítico de los mismos, dentro del ámbito curricular. Se habla de una disciplina situada en el ámbito de la didáctica, preocupada por el estudio de los recursos tecnológicos y materiales usados en la enseñanza y la formación en general; del diseño, desarrollo y aplicación de recursos en procesos educativos, no únicamente en el ámbito escolar, sino también en sectores de la educación social y otros campos educativos; de la integración de la tecnología educativa en las teorías curriculares de naturaleza interpretativa y crítica; de abordar la elaboración, análisis y uso de los medios en el contexto del diseño, desarrollo, evaluación e innovación curricular; de potenciar la reflexión de los profesores sobre su práctica a partir del uso de los medios; de utilizar los medios como puente entre la cultura, la escuela y el trabajo en el aula, estudiando los procesos de significación que generan los distintos medios en diferentes contextos, analizar el papel de los medios en la reconstrucción de la cultura -entendida como construcción social-.
LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA COMO TEORÍA CIENTÍFICA DE LA EDUCACIÓN
Como hemos visto, en un determinado momento encontramos que la tecnología educativa reclama para sí una perspectiva de totalidad, de pensamiento global sobre la educación. Se convierte así en una determinada perspectiva, la científico-tecnológica, sobre y para la educación. Apela a un modo de actuación particular, que tiende a determinar el proceder del currículo, la enseñanza y la innovación. Se habla entonces de una perspectiva tecnológica para la educación.
|
75
|
T E C N O L O G Í A E D U C A T I V A : Í S T I C A S
C A R A C T E R I S
La tecnología educativa asume un enfoque empírico cuyos presupuestos epistemológicos provienen de los de las ciencias físico-naturales, estudiando los fenómenos a partir de dimensiones observables, tratando de establecer descripciones de la realidad objetivadas y relaciones causaefecto. De este modo, pretende prescribir la acción instructiva, utilizando criterios de racionalidad y eficacia.
Desde este enfoque, la tecnología educativa aspira a la racionalización, oprimización e intervención sistemática y rigurosa sobre los fenómenos educativos, sistematizándolos en sus distintas vertientes. De este modo, su centro de interés supera el dominio de recursos y aparatos para adentrarse en el diseño, desarrollo y evaluación del currículo, la formación del profesorado o la gestión de las instituciones escolares.
Esta concepción de la tecnología educativa centrada en el diseño instruccional, trata de aplicar las teorías del aprendizaje al campo curri-cular y supone un planteamiento eficientista que ha llegado a representar una poderosa tendencia en la teorización curricular (Ángulo, 1994a). Este planteamiento se asienta en la diferenciación de tareas (influencia de la concepción taylorista en el campo industrial y que da lugar a las primeras elaboraciones de la teoría curricular en Estados Unidos), lo cual se traduce en el ámbito educativo en la división entre los diseñadores, ejecutores y evaluadores del currículo. En muchos casos, convirtiéndose los materiales de enseñanza (libros de texto y, actualmente, programas informáticos, CD-ROM multimedia, materiales en red, etc.) en las traducciones de los materiales curriculares; y asumiendo los profesores el papel de consumidores de propuestas tecnológicas elaboradas por otros (editoriales o empresas privadas).
La tecnología educativa se equipara así al enfoque tecnológico del currículo. Surge como la traslación lógica de los principios de la tecnología general al campo de la educación. En
76
1949, R. Tyler elabora de manera sistematizada un modelo curricular partiendo de las ideas de Taylor (importancia del análisis de tareas y aprendizaje de competencias perfectamente especificadas), a las que se unen los fundamentos de la teoría conductista (Skinner), la teoría general de sistemas (Bertalanffy), la teoría de la comunicación (Smith) y la teoría cibernética (Wiener y Landa).
La estructura conceptual de este enfoque se apoya en los siguientes supuestos:
a. El aprendizaje se concibe como un sistema, o interrelación dinámica entre distintos componentes en función de un objetivo determinado.
b. La enseñanza es un proceso que puede estructurarse de forma sistemática.
c. La identificación de parámetros permite determinar la eficacia de la acción educati va.
d. El control de estos parámetros estará en función de las exigencias que se derivan de la prescripción de las condiciones más óp timas de aprendizaje.
e. La fundamentación y validación de estas condiciones se apoyará en la investigación científica y en la medida.
Estos serían los fundamentos de lo que se iba a desarrollar bajo la denominación de pedagogía por objetivos, la cual ha servido de soporte a la didáctica y teoría del currículo durante las décadas del sesenta y del setenta, siendo fuertemente criticada por autores como Stenhouse, Elliot, y en España, Gimeno (1982), Pérez Gómez (1992) y Ángulo (1994), entre otros.
En esta línea se sitúa también la denominada tecnología educativa apropiada (Klassen y Solid, 1981; Fainholc, 1990), que trata de conseguir la eficacia por la vía de la optimización de los recursos, salvaguardar las dimensiones sociales y culturales de los entornos en que se apliquen las tecnologías, buscando las soluciones
REVISTA EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA VOL. XIV No. 33
Í A , I N F O R M V A S T E C
|
más asequibles, óptimas para esa situación. Concepto que es desarrollado en nuestro contexto más inmediato por Rodríguez Diéguez (1995). Según este autor, el problema de la tecnología educativa es un problema evidente de tecnología apropiada, lo que significa buscar la optimización de los procesos de enseñanza a través de adecuadas estrategias y diseños, dentro de los cuales estaría implicada la selección de los recursos didácticos. En este sentido, la optimización en la tecnología educativa pasaría por considerar las limitaciones para conseguir ciertos objetivos, de modo que el medio más adecuado en unas determinadas circunstancias, puede no serlo cuando éstas cambian.
En definitiva, desde esta concepción, las definiciones de tecnología educativa conjugan la idea del diseño instructivo, la elaboración de mensajes didácticos y la búsqueda de la optimización o eficacia de los procesos.
Posteriormente, la psicología instruccional asume posturas de carácter cognitivo (Gagné, definiendo tipos jerarquizados de aprendizaje; Ausubel, definiendo el concepto de aprendizaje significativo, entre otros) que determinará nuevos postulados y técnicas de diseño curricular. Hawkridge (1981) pone de manifiesto el cambio cualitativo que supone para la tecnología educativa el desarrollo de un paradigma cognitivo frente a la concepción conductista del aprendizaje. Un papel destacado juega el enfoque del procesamiento de la información, el cual parte de que operaciones tales como codificar, almacenar, comparar, localizar, etc., están en la base de la inteligencia humana. Asimismo, se desarrolla un movimiento crítico frente a los diseños curri-culares cerrados, surgiendo enfoques alternativos, en los que se otorga una mayor importancia al proceso que a los resultados definidos en términos operativos y se aplica la lógica de la resolución de problemas al marco de la planificación curricular (Yinger, 1977).
LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA
COMO ESTUDIO DE LOS MEDIOS
El estudio de los medios se realiza desde su consideración como instrumentos generadores de aprendizajes. En un primer momento, se trata de establecer la potencialidad de los medios audiovisuales como agentes motiva-dores del aprendizaje, así como se analizarán las aplicaciones educativas de los medios de comunicación de masas desde enfoques fundamentalmente empíricos. En momentos posteriores, el estudio de los medios se realizará desde ópticas fundamentalmente curriculares, críticas y socioculturaies, desde posturas más interpretativas.
Enfoque empírico
Los medios son considerados como soportes materiales de información y los presupuestos teóricos en los que se fundamenta este enfoque son:
• El medio es una unidad de análisis con atributos fijos, independientemente de su utilización por sujetos o en contextos diferentes.
• Dada esa estabilidad, los medios podrían ser contrastados con la consecución de objetivos instructivos para tratar de establecer el grado de consecución de éstos.
• Las conclusiones de estos estudios serían de aplicación inmediata en la realidad escolar.
La tecnología educativa se interesa por todos los aspectos relacionados con la clasificación, selección y evaluación de medios, el diseño de los mismos y su utilización en contextos de enseñanza-aprendizaje. Tradicionalmente se han distinguido tres líneas de trabajo diferenciadas en relación con los medios:
1. El medio como herramienta y apoyo para el profesor.
2. El medio como material diseñado para un trabajo individualizado por parte del a-lumno.
REVISTA EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA VOL. XIV No. 33 77 : C
3. El medio como complemento al profesor en el proceso instruccional.
Se puede decir que estas tres líneas no han evolucionado de manera similar, siendo la tercera la menos desarrollada. El diseño de la enseñanza apoyada en materiales fue especialmente fructífera desde la perspectiva de la enseñanza programada. Las temáticas en las que se centran los investigadores son:
a. Estudios dirigidos a conocer la eficacia instruccional de un determinado medio.
b. Estudios orientados a conocer el efecto psi cológico de los medios.
c. Estudios evaluativos sobre programas ins tructivos apoyados en medios diseñados específicamente.
En el contexto español, se establecen dos núcleos originales dedicados a este campo: Fernández Huerta, en la Universidad Central de Barcelona, centrado en el diseño de programas sobre enseñanza programada, y Rodríguez Diéguez, en la Universidad de Valencia, centrado en la evaluación de medios, en concreto, el libro de texto.
Enfoque mediacional-simbólico
Este enfoque incorpora, para el estudio de los medios, conceptos que provienen de la psicología cognitiva y del movimiento de reconceptualización del currículo. Los medios son analizados como sistemas de representación interactivos, analizando los efectos cognitivos de los medios en la interacción con los sujetos (interaccionismo simbólico). Se estudian los sistemas simbólicos que son codificables por los diferentes medios y los procesos de interiorización de la información que generan en los usuarios de los medios.
Las tres aproximaciones que se realizan para establecer relaciones entre los medios y los procesos de aprendizaje, son: 1) las taxonomías de medios, 2) los diseños ATI, y 3) el desarrollo de los sistemas de símbolos.
Las taxonomías de medios. El interés en estas taxonomías se apoya en que aportan elementos descriptivos útiles para la selección de los medios en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Los criterios que se utilizan para clasificar los medios son muy amplios (grado de realismo, tipos de códigos, aspectos organizativos, uso en el proceso didáctico, motivación, impacto en los alumnos, etc.). En relación con el primer criterio apuntado, la diferenciación de los medios en función de su grado de abstracción conceptual, concretado en el cono de la experiencia de Dale (1964), marca un hito en la teorización sobre los medios. También han resultado interesantes las taxonomías de Fernández Huerta, Romiszowski, Colom, Sureda y Salinas, etc. En este aspecto cabe destacar el aporte de Escudero (1983) sobre los criterios más habituales utilizados en las taxonomías, así como la revisión sobre la concepción taxonómica de los medios llevada a cabo por Cabero (1990).
Los diseños ATI. Los diseños ATI (Aptitud-Tratamiento-Interacción) tratan de estudiar las interacciones entre variables referentes al comportamiento cognitivo de los alumnos (estilos cognitivos, componentes diferenciales, esfuerzo mental...) y algunos rasgos definitorios de los medios (sistemas simbólicos, atributos estructurales y funcionales...), tratando de contrastar la eficacia instruccional de determinadas combinaciones. Dentro de esta perspectiva destacan los trabajos de Salomón (1979, 1981, 1984, 1990), probando cómo los procesos de aprendizaje pueden ser influidos por algunas características intrínsecas de los medios, fundamentalmente por los códigos específicos que éstos utilizan para construir los mensajes.
Este enfoque, basado en el procesamiento de la información, ha servido de marco de estudio para numerosos e importantes trabajos; sin embargo, sus limitaciones (estudio de dimensiones limitadas del sujeto, olvido de las variables contextúales, etc.) hacen que se piense en el enfoque constructivista del aprendizaje
como un planteamiento que permitirá completar y mejorar el mismo.
Enfoque curricular
Desde este enfoque se conciben los medios de forma integrada en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como un componente más que permita un mejor conocimiento de la realidad en la que vive el alumno. Se pone el énfasis en los contextos en que son utilizados los medios y el centro educativo se constituye en unidad clave para el estudio de procesos reales de cambio.
Desde el enfoque curricular contextualizado, los medios, además de ser vehículos de información y sistemas simbólicos, se contemplan atendiendo a todos los elementos del contexto, considerando de especial relevancia las nuevas relaciones que se pueden establecer entre profesores, alumnos y contexto. A las variables ya estudiadas del hardware y software, se añade el orgware, entendido como el modo en que son utilizados los medios en función de los usuarios y el contexto (técnicas de uso, metodología, organización del entorno, etc.).
Se habla de una acción educativa emancipadora, en terminología de Habermas, arraigada en la experiencia social concreta, que se propone no tanto la adquisición de información, como la capacidad de resolver problemas. Los trabajos de investigación se sitúan en dos líneas: 1. El análisis de los medios como concreción de programas curriculares, y 2. El análisis de los medios desde una perspectiva práctica, analizando su incidencia en los contextos naturales del currículo (Bartolomé y Sancho, 1994).
La metodología de investigación requiere aproximaciones naturalistas y hermenéuticas, que permitan conocer los fenómenos generados por el empleo de los medios en contextos educativos reales. Se recibe una importante influencia de la etnografía, la fenomenología, el interaccionismo simbólico, el funcionalismo estructural y el estructuralismo. La etnografía
trata de poner al descubierto las estructuras sociales, mediante la observación de las conductas y de las acciones prácticas de los sujetos que constituyen las comunidades. La fenomenología entiende que los significados y la realidad son construidos por cada individuo, dando lugar a muy diversas interpretaciones. El interaccionismo simbólico se centra en los procesos de comunicación humana y subraya el carácter simbólico de la acción social. El estructuralismo trata de comprender los fenómenos originados en contextos determinados, subrayando su complejidad. También se utilizan técnicas propias de la investigación-acción, con la intención de conocer los fenómenos para poder actuar sobre ellos, optimizándolos.
Los medios y materiales de enseñanza se conciben como una guía para el desarrollo del currículo, ofreciendo propuestas abiertas que permitan la reflexión sobre la f undamentación de las estrategias y la toma de decisiones al profesor. Así, este último asume un mayor protagonismo en el diseño y elaboración de materiales didácticos, con objeto de conseguir una verdadera contextualización de los mismos.
En esta dinámica, las percepciones y actitudes que tienen los profesores sobre los medios se convierten en aspectos esenciales para la integración de los mismos en los procesos curriculares, llegando a ser también un ámbito de estudio (Gallego, 1991,1992). Así, la tecnología educativa se plantea contribuir a ampliar los márgenes de acción, decisión e intercomunicación entre profesores y alumnos, permitiendo el acceso a los nuevos medios para explorar, representar y tratar el conocimiento. En palabras de Juana M-. Sancho, la tecnología educativa debe ser:
un saber que posibilite la organización de unos entornos de aprendizaje (físicos y simbólicos) que sitúen al alumnado y al profesorado en las mejores condiciones posibles para perseguir las metas educativas consideradas personal y socialmente valiosas (Sancho, 1994, 7).
Desde este enfoque, no se pretende determinar cuál es el medio más eficaz, sino explorar aspectos como: qué conocimiento usa el docente para resolver los problemas reales de enseñanza, a qué medios recurre, qué criterios sigue para seleccionarlos, cómo percibe las cualidades didácticas del medio, cómo y por qué elabora materiales propios, qué cambios producen los medios en el contexto instructivo, etc. Algunas iniciativas para potenciar la aplicación de este enfoque propuestas por el profesor Área (1991), son:
1. Elaborar materiales curriculares diversificados y provenientes de contextos directos para el apoyo de los profesores.
2. Crear estrategias para facilitar la difusión de estos materiales
3. Desarrollar las propuestas curriculares con materiales diversificados, flexibles y poco estructurados.
4. Formar a los profesores en el diseño, aplicación y evaluación de medios y materiales educativos.
El constructivismo, como teoría del aprendizaje, y la teoría crítica están en la base de esta forma de concebir el papel de los medios.
a. El constructivismo en la tecnología educativa
El constructivismo se puede definir como un nuevo paradigma que surge como alternativa epistemológica a la psicología objetivista del aprendizaje (teoría conductista y cognitiva). Considera que el conocimiento de la realidad se obtiene a través de un proceso mental intransferible, que supone ir construyendo una interpretación personal de esa realidad a partir las propias experiencias, estructuras de conocimiento y opiniones (Jonassen, 1994).
Esta concepción del aprendizaje tiene sus bases epistemológicas fundamentalmente en Europa, gracias a las aportaciones de Piaget, Vygotski, Kóhler o Wertheimer, si bien la teo-
ría del aprendizaje significativo de Ausubel en Estados Unidos es de una gran relevancia dentro de este enfoque. Esta perspectiva subraya la importancia de los entornos de aprendizaje en los diseños instruccionales en los que los medios como el video, las bases de datos, los hipermedias, etc., se contemplan como mediaciones de gran interés.
Las posibilidades tecnológicas del constructivismo se expresan en diferentes propuestas orientadas al diseño de materiales curricula-res, teniendo en cuenta tres constructos fundamentales: el contexto, la colaboración y la construcción, como elementos relacionados entre sí.
Este modelo dará lugar al denominado enfoque del aprendizaje situado, reconociendo la importancia de las situaciones informales y cotidianas para el aprendizaje, así como la influencia de la cultura en el mismo (Brown, Collins y Duguid, 1989). Frente a las teorías instructivas de enfoque cognitivo que postulan procesos de cambio en las estructuras cognitivas del sujeto que aprende, para el aprendizaje situado, la historia personal del sujeto aporta claves que permiten desarrollar su propia concepción del mundo. Por esta razón, el diseño instructivo deberá contemplar la propuesta de experiencias y actividades inmersas en un marco cultural y específico. La construcción social de la realidad, según esta teoría, se basa en la cognición y en la actividad práctica que tienen lugar en la vida cotidiana a partir de situaciones emergentes, no predefinidas (De Pablos, 1996).
El grupo de tecnólogos críticos cuestiona los enfoques eficientistas, por considerar que olvidan los contextos culturales en que se produce la enseñanza y por considerar el diseño instruccional como "producto de consumo". Este enfoque amplía el campo de la tecnología educativa con supuestos teóricos renovados y trata de iniciar nuevas líneas de trabajo, incorporando análisis filosóficos, literarios y sociopolíticos. Yeaman, Koetting y Nichols (1994) son impulsores de esta nueva corriente, surgida desde el propio campo de la tecnología educativa, que trata de aportar elementos ideológicos, éticos y sociales en sus análisis educativos, planteando la necesidad de elaborar una reflexión crítica sobre el papel a desempeñar por la tecnología educativa y, en general, tratando de asumir desde la educación una postura más crítica.
La reconceptualización que se realiza en los últimos años para abordar la tecnología educativa desde ópticas multidisciplinares y desde preocupaciones éticas, sociales e ideológicas, nos llevaría a considerar la tecnología educativa como un espacio pedagógico cuyo objeto de estudio serían los efectos socio-culturales e implicaciones curriculares que para la educación poseen las tecnologías de la información y comunicación. En relación con esta concepción, se pueden señalar como ámbitos específicos de estudio e investigación de la tecnología educativa los siguientes:
1. La educación escolar ante los efectos socioculturales provocados por las tecnologías de la información y comunicación, considerando que la escuela está perdiendo su papel hegemónico en la culturización y socialización de la infancia y juventud a favor de la influencia de los medios de comunicación de masas (televisión, video-juegos, internet, etc.).
2. Los efectos de las tecnologías de la información en la transmisión y configuración de la cultura escolar. Estudio de los efectos sociales y económicos en el mundo escolar de las nuevas tecnologías, análisis de los valores y cultura implícita en los mismos, impacto sobre el aprendizaje, etc.
3. El papel de los medios y tecnologías de la información en los procesos de desarrollo e innovación de programas curriculares. Elaboración de materiales curriculares, evaluación de los mismos, integración en los procesos de enseñanza, formación del profesor en la utilización de estos materiales, etc.
4. La utilización de las nuevas tecnologías de la información para el desarrollo de procesos de enseñanza-aprendizaje. Formas de uso e integración, en la escuela, de las nuevas tecnologías; utilización de las mismas para la enseñanza de materias curriculares; estrategias de apoyo a los centros en su proceso de integración de las nuevas tecnologías; potencial pedagógico y curricular de la utilización de los servicios telemáticos, etc.
Alba, Bautista y Nafría (1997) proponen un modelo de tecnología educativa para desarrollar la práctica educativa encuadrada en las siguientes coordenadas:
• La cultura como contexto vivo en el que se desarrolla la acción educativa.
• La enseñanza como una forma de investigación en la acción.
• La formación de profesores basada en la reflexión sobre la acción.
• La resolución de problemas como arte del profesor en la aplicación de sus teorías a contextos concretos.
• La investigación priorizando el modelo ecológico frente al modelo proceso-producto y mediacional.
De forma unánime, se asiente que los medios están en una cultura, forman parte de ella y participan también en la creación de cultura; por tanto, no son neutrales ni están exentos de carga ideológica. Los medios sirven para comunicar y de hecho comunican, tanto mensajes explícitos como implícitos (actitudes, valores, formas de entender la vida, expectativas, etc.).
Actualmente, la tecnología educativa define como su objeto de estudio los medios desde una doble perspectiva:
1. Los medios como parte de la cultura en la que se inscribe la actividad educativa.
2. Los medios como parte del currículo o como parte integrada de la acción educativa.
La tecnología educativa se abre así a un análisis más globalizado sobre las incidencias de los medios, no sólo en el aprendizaje, sino también en todas las dimensiones sociales, culturales y políticas. Los desarrollos potencialmen-te interesantes para la tecnología educativa pasan por la existencia de dos corrientes alternativas.
De una parte un movimiento generado en el seno de la propia comunidad anglosajona de tecnólogos educativos, la denominada tecnología educativa crítica. De otra, un amplio paradigma, el enfoque sociocultural que puede actuar como soporte conceptual y metodológico de la acción tecnológica en ámbitos educativos (De Pablos, 1997, 69).
La referencia a autores como Habermas, Foucault, Braudillard, Derrida, Marx, Barthes, Eco... a conceptos como la deconstrucción, el análisis del discurso, la educación emanci-patoria... y a corrientes como el postestruc-turalismo, la semiótica, la crítica literaria, la teoría feminista... es una muestra del esfuerzo por acercar la tecnología educativa a la modernidad, como teoría de pensamiento, así como de la creación de nuevas perspectivas.
Enfoque sociocultural
La teoría sociocultural (sociohistórica o histó-ricocultural) fue iniciada por Vygotski y continuada por Leontiev y Luria en su primera etapa, en tiempos de la Revolución Rusa de 1917. Posteriormente, otros científicos (básicamente psicólogos socioculturales) han ido ampliando este enfoque, como Bajtin, filósofo y filólogo ruso, con sus aportaciones sobre la teoría del signo, los géneros discursivos y los lenguajes sociales (conceptos clave para explicar los procesos de mediación), el cual ha re-valorizado el cuerpo teórico y metodológico de sus antecesores.
La repercusión de esta teoría en la psicología occidental no aparece hasta la década del sesenta y su reconocimiento en el contexto científico español llegará en la del ochenta (Ramírez, 1993). Para estos autores, los factores sociales son los que contribuyen de manera decisiva a la construcción del psiquismo, y en este proceso destaca el papel trascendental del lenguaje, vinculando el habla con el pensamiento. El pensamiento y el lenguaje se conciben como instrumentos para planear y ejecutar acciones.
Las palabras claves de la teoría de Vygotski son conciencia y cultura. Desde su concepción, la teoría científica (dominada en aquellos años por el conductismo) no podía ignorar la conciencia de la persona, la cual, en cuanto que comunicación interna, tendría una génesis social. Para Wertsch (1988), son tres los núcleos que constituyen la estructura teórica de Vygotski, en los cuales se puede ver la influencia de Piaget (relación entre lenguaje y pensamiento) y Mead (conceptos como el yo social):
1) la creencia en el método genético (evolutivo); 2) la tesis de que los procesos psicológicos superiores tienen su origen en procesos sociales y 3) la tesis de que los procesos mentales pueden entenderse solamente mediante la comprensión de los instrumentos y signos que actúan de mediadores (Wertsch, 1988, 32).
Los conceptos fundamentales de la teoría de Vygotski serían:
1. Los procesos mentales superiores, considerando que la función mental superior no se desarrolla como un proceso natural o madurativo a partir de su correspondiente función biológica, sino que tiene un origen social (Vygotski, 1995).
2. La zona del desarrollo próximo. Concepto relacionado con el aprendizaje infantil, que vincula el nivel de desarrollo mental y el aprendizaje, se puede definir como «la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz» (Vygotski, 1979,133).
3. La noción de internalización, definida como la incorporación al plano individual, intrapsicológico, de lo que previamente ha pertenecido al ámbito de nuestras interacciones con los demás. Se podría decir que los sujetos no interactúan con la cultura como entidad, sino con otros individuos que se sitúan en determinados marcos institucionales (familia, escuela, lugar de trabajo, etc.) y de esta relación se deriva la internalización de los procedimientos semióticos propios.
4. La mediación, que alude a las herramientas que median en los procesos psicológicos del ser humano, ayudando a su propio desarrollo. Pueden ser herramientas materiales, sistemas de símbolos (lenguaje, escritura, símbolos algebraicos, mapas, otras de arte, etc.) o incluso la interacción con otras personas. Con el habla, el signo se convierte en un instrumento para pensar, que es la clave para el desarrollo de los procesos psicológicos superiores.
5. El concepto de actividad, considerando que el proceso evolutivo, desde el punto de vista mental, consiste en la formación de ideas en el curso de actividades socialmente significativas.
Esta perspectiva permite profundizar en la incidencia de los medios (como instrumentos mediadores en terminología vygotskiana) en los procesos de enseñanza-aprendizaje. A partir de constructos como "mediación", "herramientas psicológicas", "dialogicidad", "reintegración", entre otros, nos permiten analizar situaciones curriculares mediadas, tanto por el lenguaje como instrumento mediador por excelencia, como por otros medios de comunicación(televisión, video, ordenador, multi-media, etc.). Desde este enfoque interesan especialmente los escenarios socioculturales, el contexto escolar, los géneros discursivos que éste propicia, entre otros.
Los medios se definen y analizan como objetos culturales, con el sentido de «artefactos que son distintos a los objetos en general en la medida en que incorporan formas de significación ampliadas» (Giddens, 1990,280) y con los que se produce un tipo de interacción diferenciada, basada en códigos distintos a los que utilizamos en la interacción directa, en los que el significante (la forma) adquiere una importancia relevante. Los objetos culturales se originan a partir de la existencia de un lenguaje (y sus diferentes modalidades) con objeto de establecer la comunicación. La importancia de estos objetos, según Giddens, está en que introducen mediaciones nuevas entre la cultura, el lenguaje y la comunicación.
Este enfoque nos lleva necesariamente a una reflexión sobre la relación entre el cambio/desarrollo tecnológico y las percepciones culturales y vivenciales que se van generando en la sociedad. A este respecto, se ha puesto de manifiesto que la capacidad para elaborar documentos mediante procedimientos cada vez más sofisticados, ligada a nuestra creciente dependencia de la información presentada en soportes audiovisuales, está contribuyendo a una transformación de nuestra manera de concebir el mundo, influidos especialmente por la televisión, pero también por otros medios como el cine, el video o lo multimedia. La influencia de los medios de comunicación en nuestra cultura es duramente criticada por autores como Postman (1991,1994) en Estados Unidos y Mattelart (1987) en Europa, quienes denuncian las consecuencias negativas de los mismos.
TECNOLOGÍA EDUCATIVA: CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN DE UNA DISCIPLINA
3:14:00 p. m.
No comments
Ana
García-Valcárcel Muñoz*
La tecnología educativa, como disciplina enmarcada en las
ciencias de la educación, y de forma más amplia, en las ciencias sociales, se
encuentra en permanente interrelación con
éstas. Por esta razón, empezaremos este artículo analizando las características de las ciencias sociales y cómo se han ido
transformando a lo largo del siglo XX, incidiendo directamente en los objetos
de estudio y las estrategias metodológicas, para adentrarnos luego en la evolución
propia de la tecnología educativa y las distintas concep-tualizaciones y
enfoques que hoy en día se mantienen sobre la citada disciplina.
LAS CIENCIAS SOCIALES COMO
CONTEXTO ACADÉMICO DE LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA
En el campo
educativo, el desarrollo científico se ha visto fuertemente influido por la
filosofía, la sociología y la psicología, marcando pautas teóricas y
metodológicas que han determinado, en gran medida, la investigación educativa
llevada a cabo hasta ahora. Al igual que las ciencias mencionadas, las ciencias
de la educación han evolucionado desde perspectivas puramente cuantitativas y
positivistas a líneas más interpretativas y cualitativas, dando cada vez mayor
relevancia al contexto (contextos escolares y educativos) y a los discursos sociales
y culturales.
En la segunda mitad del siglo XX se han producido cambios
trascendentes en el marco conceptual de las ciencias sociales. Posteriormente a
la Segunda Guerra Mundial, en el ámbito de las ciencias sociales se impuso un
enfoque empíricoanaKtico, lo que supuso interpretar el carácter de la ciencia
bajo las premisas de la verificabilidad de los conceptos y la construcción de
teorías de corte hipotético-deductivo. Este enfoque, identificado como el
modelo científico por antonomasia, y basado en la aproximación experimental y
las formulaciones matemáticas, provocó una visión unificada de la ciencia,
excluyendo otros posibles enfoques.
Sin embargo,
a mediados de la década del sesenta, el panorama científico empieza a cambiar
de forma significativa. Autores como Kuhn, Lakatos o Toulmin propician la
aparición de una nueva filosofía de la ciencia que contradice en muchos
aspectos el modelo científico precedente. Sus aportaciones tratan de desmontar
el valor de la experimentación como garantía exclusiva del carácter científico
de las teorías, critican que el conocimiento humano esté dominado por teorías
provenientes de la física teórica y la matemática, y aceptan la elaboración de
nuevas teorías que sustituyan a otras precedentes. Como consecuencia, la
ciencia se abre a nuevos enfoques, planteándose también como una actividad
interpretativa, de modo que cuestiones como la ideología, el lenguaje, la
comunicación, el significado, etc., pasan a tener una importancia relevante.
Surgen concepciones holísticas que tratan de interpretar de manera más global
las dimensiones de una cultura que aparecían interconectadas. La neutralidad de
la ciencia se replantea, y de un modelo científico prácticamente único se pasa
a la cohabitación entre diferentes concepciones. En este marco, la etnografía,
la fenomenología, el interaccio-nismo simbólico (Dewey, Mead), el
estructu-ralismo (Lévy-Strauss en antropología, Foucault en filosofía, Piaget
en psicología) y la teoría crítica (Habermas), han aportado, a lo largo de las
últimas décadas, un bagaje científico que hoy resulta clave, precisamente por
su procedencia interdisciplinar.
Durante la década del setenta, las ciencias sociales
diversifican sus problemas de investigación, generando nuevas áreas de estudio
que tienen como característica fundamental su creciente interdependencia y su
visión interdisciplinar. En Gran Bretaña surge una importante corriente
denominada estudios culturales, integrada por autores como Bennett, Clark o
Hall, que analiza los conflictos sociales centrándose en el estudio de los
símbolos desde una perspectiva marxista. Esta corriente tuvo una influencia
significativa en la configuración del pensamiento crítico en el campo de la
educación anglosajona, que se expresará más adelante a través de autores como
Stenhouse, Elliot, Carr o Young. Las nuevas corrientes que van surgiendo
reivindican el estatus científico, muchas veces criticando las teorías
dominantes; de este modo, se establece una coexistencia no del todo pacífica
entre positivistas, fenomenólogos, estructuralistas o críticos.
Trasladando este debate al
terreno educativo, encontramos diferentes fundamentaciones epistemológicas de
las ciencias de la educación. Podemos decir, siguiendo a Giddens (1990), que
las corrientes científicas que marcan el discurso teórico actual en el ámbito
educativo, así como en otras ciencias sociales, son:
a.
El interaccionismo simbólico. Se trata de un enfoque
sociológico que trata de centrarse en los procesos de comunicación
humana, apoyado en el concepto interacción y subrayando el carácter simbólico
de la acción social. John Dewey y George Herbert Mead son los autores más
representativos de esta corriente.
b.
El estructuralismo y postestructuralismo. El
estructuralismo fue un movimiento que, partiendo de la lingüística, trató de
anali zar una gran variedad de temáticas vincu ladas a las ciencias sociales.
Saussure y Lévy-Strauss se pueden considerar estruc turalistas, siendo Derrida
el autor que mar ca la transición al postestructuralismo, co rriente a la que
se vincula KÓhler, Koffka, Wertheimer, Goldstein, Maslow, Lewin, Piaget, etc.
Se trata de una propuesta que, por una parte, considera la lengua vincula da a
la actividad mental del sujeto que ha bla; pero, por otra, la lengua es un
resulta do de un sistema de representaciones so ciales utilizado por una
comunidad. Filó sofos como Wittgenstein y Derrida plantean la
"deconstrucción" de los modelos teóri cos para detectar los errores
de partida de las teorías. Este concepto ha sido retomado por algunos representantes
de la corriente crítica en educación, tanto en el marco ge neral de la teoría
curricular (Cherryholmes, 1988), como en el más específico de la tec nología
educativa (Yeaman y otros, 1994).
c.
La etnometodología. Enfoque desarrollado en el ámbito
de la sociología, vinculado a Garfinkel (1967); trató fundamentalmente sobre la
teoría de la acción social, la natura leza de la intersubjetividad y la
elaboración social del conocimiento. Se postula que las estructuras sociales
salen a la luz mediante la observación de las conductas y de las acciones
prácticas de los sujetos que consti tuyen las comunidades sociales. La conduc
ta es un rol motivado por valores compar tidos y expectativas culturales a
través de los cuales es posible entender los significa dos que la sustentan. El
estudio de la interacción basada en el lenguaje, a través del análisis conversacional, es
una característica distintiva de la metodología.
d. La
teoría crítica. Se vincula al círculo de in telectuales del Instituto de
Investigación So cial de Frankfurt, que trabajaron en torno a Horkheimer
durante la década del treinta y trataron de elaborar una teoría social de
orientación filosófica y base empírica (Ador no, Marcuse, Lówenthal, Pollock).
La ma yoría de estos autores tuvieron que exiliarse a raíz de la Segunda Guerra
Mundial y con tinuaron su labor en Estados Unidos. En tre sus seguidores, la
obra de Habermas (1972, 1982, 1987) es considerada como el enfoque más
importante derivado de esta teoría crítica. Una de las propuestas más
sugerentes de este autor es la idea de la intersubjetividad lingüística de la
acción social.
e.
La psicología. Un gran campo de desarrollo de las
ciencias sociales lo constituye la psi cología. En la historia de la psicología
se pueden distinguir dos partes bien diferen ciadas: una primera marcada por el
conductismo y la segunda por el enfoque cognitivo. El conductismo y la
psicología cognitiva han tenido una especial relevan cia en el campo de la
tecnología educativa, fundamentalmente a través de la psicolo gía
instruccional. Actualmente, se están abriendo nuevos tipos de estudios desde
enfoques como el constructivismo, apoya do en reelaboraciones de autores como
Piaget, Vygotski, etc.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA
A pesar de que se puede vincular
el origen de la tecnología educativa a la historia de la educación, señalando
como antecedentes de esta disciplina a los autores más representativos de la
pedagogía, desde Sócrates y Comenio, Pestalozzi, Froebel, etc. (Saettler,
1990), el concepto tecnología educativa no aparece hasta 1941 en la Encx/clopedia of Educational Research.
Se puede decir,
pues, que la tecnología educativa surge como disciplina pedagógica en
Norteamérica a mediados del
siglo XX, aunque no debemos olvidar que sus raíces se encuentran en el
desarrollo de la didáctica y que aquella no se articula como campo de estudio
diferenciado hasta la década del sesenta (Eraut, 1994).
La caracterización de la
tecnología educativa que realiza Seattler, introduce como su base consustancial
la perspectiva científica de la ciencia física, un sentido artefactual,
centrada en los medios de comunicación y las teorías psicológicas -primero los
conceptos conduc-tistas y luego los cognitivistas-. Según este autor, hay un
punto de ruptura en la historia de la didáctica que se produce entre 1900 y
1950 con el desarrollo de la tecnología de la instrucción y la importancia de
los medios de comunicación social (cine, radio, etc.) y sus posibilidades
educativas. En este sentido, la Segunda Guerra Mundial produjo un fuerte
impacto en el desarrollo de la tecnología educativa. A partir de entonces, la
Administración americana crea institutos de investigación educativa, en los que
se da un papel preponderante a los proyectos de investigación y desarrollo,
aunque los avances en este campo no eran fáciles debido a la falta de fondos,
de poder, de continuidad y enfoque en los programas, de personal de calidad,
etc.
En la década del sesenta se
empieza a hablar de comunicación audiovisual y el estudio de los medios se
reorienta para centrarse en los procesos de comunicación producidos en el aula.
Esta década aporta el despegue de los mass media como factor de extraordinaria
influencia social y la reflexión sobre los modelos de comunicación al uso. Esta
temática será incorporada al corpus de la tecnología educativa, orientada a las
aplicaciones educativas de los medios de comunicación de masas.
Otra línea de desarrollo inicial de la
tecnología educativa se sitúa en la enseñanza programada, la cual marca su
inicio en los países eu-ropeos (principalmente en Gran Bretaña y Francia). Los
principios de la enseñanza programada se basan en las propuestas de Skinner
para aplicar la teoría del condicionamiento operante a las situaciones de
aprendizaje. Así, las aportaciones de la psicología del aprendizaje se
convierten en una fuente clave para la tecnología educativa. Con este enfoque,
esta última aborda el diseño de sistemas de instrucción en los que se proponen
actuaciones como la especificación de los objetivos en función del aprendizaje,
la individualización de la instrucción o la elaboración de materiales
estandarizados (Chadwick, 1987), asumiendo los principios de la modificación de
conducta. Esta corriente da lugar a importantes revistas (Programmed Learningan
Educational Technology, en Gran Bretaña; Enseignement programmé, en Francia) y
asociaciones (Association for Programmed Learningan Educational Technology) que
marcarán el rumbo de la tecnología educativa durante un largo período de
tiempo, tanto en Estados Unidos como en Europa.
En la década del setenta, el desarrollo de la
informática consolida la utilización de los ordenadores con fines educativos,
desarrollándose aplicaciones que siguen los principios de la enseñanza
programada y la enseñanza individualizada. Se trata del software de enseñanza
asistida por ordenador (EAO), el cual ha tenido una gran influencia en el
diseño de materiales didácticos.
En
definitiva, en sus inicios, la tecnología educativa se relacionó con el uso de
instrumentos tecnológicos para enseñar (máquinas de enseñar y demás artefactos)
y la planificación eficientista de la enseñanza, ligada a autores como Skinner,
Gagné, Suppes o Thorndike e ignorando los planteamientos de las corrientes
renovadoras americanas: Bruner, Dewey, Kilpatrick... o las propuestas de la
pedagogía europea: Piaget, Decroly, Freinet, Montessori, Vygotski... De modo
que, como señala Quintana:
La preocupación por la metodología,
el valor de la manipulación de materiales como puente entre lo concreto y lo
abstracto en la formación de conceptos, el papel mediacional de los materiales
o su consideración como instrumentos psicológicos, la importancia de la
conexión entre los contenidos culturales y la realidad, la contextualización
del aprendizaje de algoritmos y procedimientos, los métodos naturales, el valor
de la significatividad de los aprendizajes, etc., no formaron parte de las
bases teóricas de la tecnología educativa (1997,128).
Este origen
ha supuesto, de alguna manera, un lastre para el desarrollo de esta disciplina
y ha llevado a una implantación bastante sesgada de la tecnología educativa,
realizada mayoritariamente bajo presupuestos asocía-cionistas y la obsesión por
la concreción educativa de la teoría general de sistemas.
Por
una parte, la tecnología educativa se conceptualizó como el estudio de los
medios y recursos instructivos, si bien el estudio de los mismos se realizaría
desde ópticas muy diferentes, en función de las teorías psicológicas y
pedagógicas vigentes en cada momento. Así, se empezaron a analizar los medios
desde perspectivas muy conductistas, utilizando técnicas empiristas y con poca
fundamentación teórica sobre el estudio de los medios (enfoque
técnico-empirista, desarrollado en las décadas del cincuenta y del sesenta). El
desarrollo de la psicología cognitiva lleva a la tecnología educativa a
preocuparse de los efectos de los medios sobre el aprendizaje, analizando la
interacción entre la cognición de los sujetos, los sistemas de representación
simbólica de los medios y el contexto de uso de los mismos (enfoque
simbólicointeractivo, desarrollado en la década del setenta). Posteriormente se
replantea esta perspectiva, incorporando el currículo como principal marco para
el estudio de los medios en la enseñanza (enfoque curricular, desarrollado en
lo década del ochenta). En esta década se habla de incertidumbre, crisis y
desasosiego (Kaufman, 1980; Hawkridge, 1981; Ely y Plomp,
1986; Gentry, 1991). El discurso tecnocrático y la concepción
técnico-racional del currículo entran en crisis, a la vez que emergen
corrientes curriculares de naturaleza interpretativa y sociocrítica.
Surge la necesidad de efectuar una lectura después de la
modernidad (Colom y Mélich, 1994) o una lectura posmoderna de lo que significa
"tecnología educativa" en la Europa de finales del siglo XX y
principios del XXI. Una muestra de esta necesidad fue el planteamiento de las
III Jornadas Universitarias de Tecnología Educativa, celebradas en Barcelona en
1995, cuyas conclusiones se recogen en la obra de Alonso (1997).
En otros casos, se concibió la tecnología educativa con un
sentido más amplio que los recursos instrumentales de la enseñanza. Se entendió
la tecnología educativa como tecnología de la enseñanza o de los procesos
educativos, considerando que la tecnología significaba aplicar el conocimiento
científico a una determinada actividad humana con el fin de incrementar la
calidad y productividad de dichas acciones.
Se definió la tecnología educativa como un campo de estudio
interesado por el diseño y control científico de los procesos de enseñanza,
como una teoría de la enseñanza, tratando de relacionar la tecnología educativa
con la ingeniería de la educación y englobando prácticamente toda la vertiente
aplicada de lo que en nuestro contexto cultural ha formado parte de la
didáctica, haciendo especial referencia a los medios de enseñanza, sobre todo
desde que aparecen las tecnologías de la información y comunicación, a las
planificaciones docentes altamente definidas, prescritas y objetivadas. Esta
perspectiva tecnocrática fue el paradigma dominante en las décadas del sesenta
y del setenta.
En la
actualidad se ha cuestionado esta perspectiva hegemónica que durante largo
tiempo ha dominado la práctica educativa, nutrida de positivismo, análisis y
gestión de siste-mas, intereses de control y
preocupación desmesurada por la racionalización de lo educativo. La tecnología
educativa tiene que contemplar un conjunto de nuevos referentes y plataformas
como las que sugieren Habermas o Rorty tratando de poner en relación la
tecnología de la educación con una perspectiva ética y moral, y con una matriz
no funcionalista desde la cual interpretar la comunicación-; Foucault, Derrida,
Deleuze, Lyotard -ofreciendo claves de lectura e interpretación del poder-;
Freiré o Giroux con sus propuestas emancipatorias-; Appel -con las críticas
sociocurriculares, las contribuciones del feminismo, etc.-. Como señala
Escudero, se trata de una apuesta
encaminada a reinterpretar la tecnología educativa desde una mezcla, quizás
explosiva pero sin duda rupturista, de teoría crítica, postestructuralismo,
teoría feminista, literatura y semiótica, teoría de la cultura y antropología
[...] (1997,47).
A la década del noventa
podríamos denominarla de reconceptualización de la tecnología educativa desde
una perspectiva multidisciplinar y crítica. En esta fase se ha cuestionado el
objeto de estudio de esta disciplina, la visión eficientista de la enseñanza
para mejorar la educación escolar y las aportaciones realizadas hasta el
momento.
REVISTA EDUCACIÓN
Y PEDAGOGÍA VOL. XIV No. 33 71
|
Desde un análisis crítico sobre la
evolución del concepto de tecnología educativa, se observa que éste se ha
producido de forma dialéctica (Gallego y Alonso, 1997), entendiendo la
dialéctica como un movimiento vivo en su propia entraña, un automovimiento que
consiste en determinarse a sí mismo, con momentos contradictorios que se anulan
unos a otros para reabsorberse constantemente en un movimiento progresivamente
procesual. Según estos autores, el recorrido dialéctico que ha vivido y vive la
investigación epistemológica sobre tecnología educativa puede concretarse en
diez tesis y antítesis, que de modo esquemático resumimos en estas ideas:
1.
La tecnología educativa supera lo que podría
denominarse tecnología de la instrucción.
2.
El maximalismo (tecnología educativa igual a didáctica)
y el minimalismo (tecnología educativa igual a medios audiovisuales) han
acompañado el devenir de la tecnología educativa.
3.
La tecnología educativa debe ser una forma de
humanismo, superando la clásica oposición entre valores tecnológicos y
humanistas.
4.
La tecnología educativa se encuentra entre la
cacharrería educativa (uso de los medios) y el diseño instructivo.
5.
La tecnología educativa debe compaginar la teoría y la
práctica, interesándose por lo aplicable y la resolución de problemas, pero con
sólidas fundamentaciones conceptuales.
6.
La tecnología educativa debe ser un cauce para la
creatividad, sin dejar de ser críticos con los medios y sus repercusiones
sociales.
7.
La tecnología educativa estudia las estrategias de
enseñanza de carácter multi-medial, integrando las viejas y las nuevas
tecnologías.
8.
Es necesario buscar la síntesis entre la acción
empresarial (realizaciones tecnológicas) y la acción académica (reflexiones),
estableciendo equipos multidisciplinares.
9.
El paso del conductismo al cognitivismo se ha de dar
tratando de aprovechar lo positivo de las distintas teorías del aprendizaje,
según el tipo de alumnos y el tipo de aprendizajes.
10. La
tecnología educativa no se ha de con fundir con informática educativa, aunque
ésta debe ocupar un espacio importante en los programas de tecnología
educativa.
Hoy en día asumimos que es necesario
redefinir los problemas implicados entre las
tecnologías y la educación, ya que nos encontramos viviendo
tanto cambios cualitativos en cuanto a las posibilidades de comunicación y
acceso a la información, como también estamos profundizando en las
características de una sociedad mediática frente a una expe-riencial. Por otra
parte, se hace patente la necesidad de trabajar sobre bases teóricas que
integren, de forma global, las aportaciones de diversas disciplinas del campo
de las ciencias sociales, preocupadas por las relaciones entre la tecnología, la
sociedad, la cultura y la educación. Nos referimos a la teoría de la educación,
psicología educativa, sociología de la cultura, teoría de la comunicación,
teoría de la información, teoría del currículo, etc.
Actualmente podemos decir que hay que avanzar tanto en el
conocimiento de los sistemas de representación y codificación de la información
en los medios, de los procesos cognitivos de los sujetos cuando aprenden a
través de los medios, de las formas expresivas del lenguaje textual y
audiovisual, de cómo manipular las distintas variables implicadas en el diseño
de medios para incrementar la eficacia comunicativa de los mismos, de las
actitudes del profesorado hacia los medios y nuevas tecnologías, el diseño de
nuevos materiales didácticos... como en el conocimiento de los fenómenos
culturales y escolares que están íntimamente vinculados con el desarrollo
tecnológico. En esta perspectiva, se está trabajando actualmente desde
posiciones más sociocríticas, políticas y culturales (Sancho, Área, De Pablos,
entre otros).
En resumen,
la tecnología de la educación ha evolucionado a lo largo de su breve historia,
desde enfoques puramente tecnológicos que han pretendido entender y explicar
mejor lo educativo mediante el aislamiento de las variables y el desprendimiento
de sus dimensiones valorativas y contextúales con vistas a garantizar la
generalización de las propuestas de intervención, hasta planteamientos más
interpretativos y
contextúales, en los que se aborda la educación como
fenómeno social,
72 R E V IS T
A EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA
VOL. XIV No. 33
Í A , I N F O R M V A S T E C
político, cultural e
ideológico, bajo la primacía de valores sociales y culturales más amplios,
análisis alternativos de tipo ético y antropológico, basados en el pensamiento
crítico. Se aboga por una reflexión, sobre los medios y mediaciones
pedagógicas, interactiva y dinámica, en la que se combinen categorías como
equilibrio entre códigos y formas de expresión y representación del
conocimiento, poder y dominación social, factores relacionados con el género y
las diferencias socioculturales, etc. Se asume, pues, que los medios no pueden
ser aislados de sus contextos sociales de pertenencia y producción, ya que son
recursos que codifican el conocimiento y la cultura de una determinada manera y
en función de unos intereses más o menos explícitos.
EL DESARROLLO DE LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA EN ESPAÑA
En España, la introducción de la enseñanza programada supone
el inicio de la tecnología educativa, tal como sucedió en otros países
europeos. El primer texto editado en España fue realizado por el profesor De la
Orden, en 1964, y los primeros trabajos sobre esta temática se realizan bajo la
dirección de Fernández Huerta en la Universidad de Barcelona, extendiéndose en
el ámbito universitario a finales de esta década.
En relación con la enseñanza
audiovisual, se observa una perspectiva centrada en el conocimiento y manejo de
los aparatos. En 1969, el Centro de Documentación y Orientación Didáctica de
Enseñanza Primaria (CEDOCEP) edita un estudio con el título de Tecnología
audiovisual y educación, en el que se puede apreciar esta
concepción instrumentalista de los medios (Rodríguez Diéguez, 1994). En este
mismo año se crearon los Institutos de Ciencias de la Educación (ICE)
vinculados a las universidades, y el Centro Nacional de Investigaciones para el
desarrollo de la Educación (CENIDE) con objeto de potenciar la investigación
educativa a nivel nacional, coordinar los ICE y fomentar el perfeccionamiento
del profesorado,
que posteriormente se transformaría en el Instituto Nacional de Ciencias de la
Educación (INCIE) y luego en el Centro de Investigación y Documentación
Educativa (CIDE). También los ICE serían sustituidos por los Centros de
Profesores (CEP), en 1984, con el auge del movimiento de desarrollo curri-cular
que defiende un mayor protagonismo del profesorado y una formación más ligada a
los centros.
En el desarrollo de la tecnología educativa cabe citar dos
focos diferenciados: por una parte, se encuentran las divisiones de tecnología
educativa de los ICE y, por otra, los departamentos universitarios. En relación
con el primer foco, las divisiones de tecnología educativa de los ICE
comenzaron exclusivamente como servicios de medios audiovisuales y pusieron en marcha
el Seminario Permanente de Tecnología Educativa (cuya última reunión se celebró
en 1985), coordinados por el Programa de Tecnología Educativa del INCIE y
posteriormente CIDE. Este colectivo asumiría como guía de este campo de
conocimiento la definición dada por la Comisión sobre Tecnología Educativa de
Estados Unidos en el año 1970, adoptando una opción básicamente hardware, insuficiente
para el desarrollo epistemológico de la tecnología educativa (Rodríguez
Diéguez, 1982).
Institucionalmente se ha
continuado potenciando el papel de los medios audiovisuales en las aulas,
poniendo en marcha programas para la incorporación del video y del ordenador en
el sistema educativo. Los proyectos Mercurio y Atenea, del Ministerio de
Educación y Ciencia, junto con programas de carácter autonómico (Abaco,
Abrente, Alhambra, entre otros) son un ejemplo de esta preocupación.
REVISTA EDUCACIÓN
Y PEDAGOGÍA VOL. XIV No. 33 73
|
En los
departamentos universitarios se trabaja, desde la década del setenta,
orientados por el enfoque de la tecnología instruccional (Ferrández y
Sarramona, 1975) y posteriormente dando lugar a diferentes líneas de
investigación, como más adelante se pondrá de manifiesto. Es una disciplina
especialmente
V A
vinculada al área de
"Didáctica y organización escolar", aunque algunos profesores
universitarios, situados en el área de "Teoría de la educación",
están aportando una fundamen-tación complementaría desde un enfoque tecnológico
de la educación (Sarramona, 1990; Vázquez, 1993; García Carrasco, 1987,1996).
El colectivo de profesores
universitarios de tecnología educativa están llevando a cabo, de forma
continua, una reflexión crítica sobre el desarrollo académico e investigador de
la tecnología educativa en el contexto educativo español, que toma forma en los
encuentros anuales denominados Jornadas Universitarias de Tecnología Educativa,
que se celebran desde 1993. En ellas, los profesores de estas disciplinas en
las distintas universidades intercambian sus puntos de vista, metodologías,
formas de trabajo, líneas de investigación, etc., y elaboran proyectos en común
(Revista Interuniversitaria de Tecnología Educativa, Red Universitaria de
Tecnología Educativa, páginas web de interés para el colectivo, investigaciones
cooperativas, etc.). Las actas de las reuniones se han ido publicando,
resultando una interesante documentación para analizar la realidad de la
tecnología educativa en nuestro país (De Pablos, 1994; García-Valcárcel y
otros, 1994; Alonso, 1997; Área, 1998).
La revisión de estos documentos nos permite concluir que ha
habido una gran cantidad de planteamientos, tanto en la selección de los temas
y problemas de estudio, como en la metodología y plataformas conceptuales en
las que se ha apoyado la investigación realizada, si bien en la actualidad
prevalece el estudio de las aplicaciones educativas de las nuevas tecnologías
de la información y comunicación: internet, teleformación, multimedia educativo
(Área, 2000). La revisión realizada por el autor le lleva a afirmar que existen
algunas lagunas en la investigación que deberían ser abordadas en el desarrollo
próximo de esta disciplina: nuevas tecnologías y género, educación
intercultural y medios de comunica-
ción, análisis de las políticas educativas sobre tecnologías
de la información, desigualdades en el acceso a la información, nuevos códigos
de comunicación cultural, etc.
Se podrían determinar como pautas que marcan la evolución de
la tecnología educativa las siguientes:
•
Esta disciplina ha estado ligada a instituciones de
educación superior.
•
Sus líneas de trabajo se han basado en el estudio de
las aplicaciones de medios y materiales a la enseñanza.
•
Los medios han constituido el objeto de interés
prioritario en la tecnología educativa, a pesar de que se han ido consolidando
otras vertientes a través del tiempo: administración de las instituciones
educativas, diseño y desarrollo educativo, servicios de información y
producción de medios.
•
Se tienden a buscar definiciones de tecnología
educativa excesivamente globales y comprensivas.
CONCEPTUALIZACIÓN
DE LA
TECNOLOGÍA
EDUCATIVA Y
PRINCIPALES
ENFOQUES DE LA
DISCIPLINA
La búsqueda
de una definición de tecnología educativa y los presupuestos epistemológicos
que están en la base de esta disciplina es una cuestión en la que se viene
trabajando desde hace algunas décadas. En España, de forma algo más tardía,
también surge esta preocupación e interés en delimitar los contenidos y ámbitos
de estudio de la tecnología educativa (Área, 1991; De Pablos, 1994; Alba, 1994;
Alonso, 1997); incluso desde el área de teoría de la educación se reflexiona
sobre este asunto (Castillejo, 1987; Sarramona, 1986), tendiendo a identificar
tecnología educativa con didáctica o pedagogía.
La conceptualización
de la tecnología educativa va ligada a su evolución histórica como
disciplina, como ya se ha puesto de manifiesto. Sin embargo, se mantienen en
la actualidad distintos enfoques, unos con mayor aceptación que otros, por la
comunidad de tecnó-logos educativos, y unos más desarrollados que otros en
función de las tradiciones académicas de los distintos países (unos más
proclives a análisis prácticos y otros a consideraciones ideológicas).
|
Suscribirse a:
Entradas (Atom)